© Dr. José A. Callejón
El reciente pronunciamiento de instancias judiciales europeas en torno a la amnistía ha abierto la puerta al regreso de Carles Puigdemont a España. Este hecho no solo supone un giro jurídico de enorme relevancia, sino que también representa la confirmación de que la estrategia de persecución contra el expresident ha quedado en entredicho. Europa ha recordado que los derechos políticos y las libertades democráticas no pueden ser arrasados por la maquinaria represora cazurra.
Durante años, los adversarios del independentismo repitieron con sorna que Puigdemont había huido “dentro de un maletero”. La realidad, sin embargo, les dejó en evidencia: hace dos veranos, el líder catalán volvió, pronunció un discurso público y se marchó con total libertad, dejando a PP, VOX y a sus cuerpos policiales en ridículo. La narrativa de la fuga clandestina se derrumbó frente a la imagen de un político que, lejos de esconderse, se mostró con firmeza y serenidad ante la ciudadanía.
El regreso de Puigdemont no es solo un triunfo personal, sino también un movimiento que reconfigura el tablero político en España. Su papel en el Congreso apoyando al PSOE frente a la derecha reaccionaria ha demostrado que el independentismo catalán no es un actor marginal, sino una fuerza decisiva capaz de inclinar la balanza del poder. La “basura reaccionaria” que intentó arrinconarlo se enfrenta ahora a la evidencia de su influencia y capacidad de negociación.
Más allá de la coyuntura parlamentaria, el regreso de Puigdemont simboliza la esperanza renovada de millones de catalanes que sueñan con la independencia. Su figura encarna la resistencia frente a la represión y la convicción de que la autodeterminación es un derecho legítimo. Y cada paso que da en libertad es un recordatorio de que la causa catalana sigue viva y que, pese a los intentos de silenciarla, continúa avanzando con fuerza.
Los que intentaron ridiculizarlo, los que lo persiguieron judicialmente y los que lo señalaron como prófugo, hoy se ven obligados a aceptar su regreso. La incomodidad de PP y VOX es palpable, porque el independentismo que quisieron enterrar vuelve con más legitimidad que nunca, respaldado por Europa y sostenido por una base social que no se rinde.
El regreso de Carles Puigdemont tras la amnistía europea no es solo un acontecimiento político, es un acto de justicia histórica. Es la victoria de la dignidad sobre la caricatura, el éxito de la democracia sobre la represión, y el de la esperanza sobre el miedo. Cataluña lo celebra, y con ella todos aquellos que creemos que la libertad y la autodeterminación son derechos irrenunciables.
© Dr. José A. Callejón
En imagen, Nuestra Señora de Gádor de Berja viviendo con pasión la independencia de Balanegra 🤭