© Dr. José A. Callejón
D-Lejitos
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Elllamado Hospital de Alta Resolución de Roquetas de Mar (CHARE) se ha convertido en el símbolo de una gran estafa política. Durante años, el alcalde Gabriel Amat vendió a su pueblo la promesa de un hospital completo, a la altura del del Poniente, como un logro histórico de su gestión. Sin embargo, lo que finalmente se inaugura no es un hospital general, sino un ambulatorio disfrazado de hospital, un proyecto descafeinado que abre por fases y que carece de los servicios esenciales que una población de más de 100.000 habitantes merece.
La realidad es decepcionante. El centro no contará con paritorios, ni con especialidades críticas como oncología, neurología o reumatología. La Junta de Andalucía ha reconocido que la apertura será progresiva hasta 2028, lo que significa que durante años los vecinos seguirán dependiendo del Hospital de Poniente o, en su defecto, de derivaciones a clínicas privadas. Esa es la clave: bajo la excusa de la “progresión”, se perpetúa un modelo que reduce la capacidad de la sanidad pública y alimenta el negocio de las aseguradoras y de las clínicas concertadas.
Este hospital fantasma encaja perfectamente en la política sanitaria del Partido Popular en Andalucía bajo Juanma Moreno Bonilla, réplica de la estrategia de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Se recorta lo público, se externalizan servicios y se precariza al personal sanitario, mientras se abre la puerta a la privatización encubierta. El resultado es un sistema que convierte un derecho universal en un negocio privado, en el que los ciudadanos pagan dos veces: con sus impuestos y con sus seguros médicos.
El proyecto de Roquetas fue utilizado como arma electoral por Amat, que vendió humo y generó expectativas que hoy se desmoronan. Tras tanto bombo preelectoral, lo que se entrega es un centro incompleto, sin capacidad real de aliviar la presión sanitaria del Poniente y sin los servicios básicos que cualquier hospital debería ofrecer. Es legítimo pensar que, mientras el pueblo recibe un ambulatorio disfrazado de hospital, quienes impulsaron el proyecto sí han sacado su tajada política y económica.
Roquetas de Mar merecía un hospital de verdad, un hospital completo, con todas las especialidades y servicios, a la altura del del Poniente. Lo que recibe es un sucedáneo, un engaño que perpetúa la desigualdad y que demuestra cómo la derecha está desmantelando la sanidad universal. Es indignante ver cómo los fachas convierten la salud en un negocio y cómo se juega con las necesidades de la gente.
La conclusión es clara: el pueblo de Roquetas ha sido engañado. Lo que se inaugura no es un hospital, sino un monumento al desmantelamiento de la sanidad pública. Y frente a ello, la respuesta ciudadana debe ser firme: la sanidad no se vende, se defiende.
© Dr. José A. Callejón